2 semanas quedan, 2 semanas donde se vera el esfuerzo del
semestre, 2 semanas para mandar todo a la mierda y poder tirarme en el pasto y
al fin tomar un suspiro.
Tanto colapso, tantas penas y rabias, pocas alegrías…,
momentos compartidos escasos, risas al viento, miradas ajenas, suspicacia.
Añoranza de unos días en la playa, el sonido del mar, las gaviotas
y yo, un alma errante en la cuesta de la cima, mirando el horizonte mientras el
sol cae en su último esfuerzo por iluminar el paisaje.
Viento helado, brisa marina, caminatas en la costa, a la
orilla de la laguna, sentir el aroma a recuerdos de infancia, momentos
compartidos con la familia y con el abuelo que cuya no presencia física afirma la
añoranza de épocas mas “felices” donde la única preocupación era ser un niño.
Madera, leña, pasto seco, barro, hormigas, pulgas de mar,
codornices, conejos, caminatas en el cerro…
Muchas cosas pensadas para estar solo, muchas cosas que
afirmar y restructurar, planes, proyectos y decisiones.
Cada vez estoy mas seguro.
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