sábado, 19 de abril de 2025

Bitácora de Viaje: Siete Horas en el Paraíso Jurásico (y algo más) Nueva York día 2

 


Para ser honesto, no tenía nada planeado para esta entrada, pero al revisar bien las fotos de esos días, me pude hacer una idea de lo que quería escribir. Al día siguiente de la entrada anterior, decidí que quería desayunar algo rico. Justo cerca del lugar donde me estaba quedando, unas cuadras antes del metro, había un pequeño almacén donde solía comprar mi desayuno todos los días. Ahí descubrí que vendían una fruta que había querido probar desde hace mucho tiempo: la fruta del dragón o pitaya. Es de una especie de cactus y, la verdad, tenía un sabor muy rico. Como llevaba tiempo queriendo probarla, la compré de inmediato en cuanto la vi.



Ese día decidí dedicarlo a visitar museos, y en particular fui a uno de los más importantes del mundo: el American Museum of Natural History. Es muy famoso, entre otras cosas, porque ha aparecido en varias películas. Siempre quise ir desde pequeño. No recuerdo cuánto costó la entrada, pero la verdad es que no me importó, porque no era tan caro. Tomé el metro temprano, me compré algo para comer y fui desayunando en el camino. Llegué a una estación que conecta directamente con la entrada del museo. Es casi como entrar a un aeropuerto: te revisan completo y pasas por un escáner de metales. Recuerdo que fui inmediatamente a un show inmersivo del espacio, dentro de un planetario, en donde te mostraban un video increíble narrado por Morgan Freeman, lamentablemente no pude grabar nada adentro, pero alcance a sacarme un par de fotos de como era el lugar.

 

Cabe destacar que había comprado el New York Pass, un pase que permite entrar a cinco lugares incluidos en el paquete, lo cual resulta mucho más barato que pagar las entradas por separado.

El museo es enorme. Me demoré unas tres horas solo en recorrer el primer piso. Me dije: "probablemente nunca más vuelva acá", así que quise aprovechar al máximo, aprender todo lo posible y ver cada rincón. La parte que más me emocionó fue, sin duda, la de los fósiles de dinosaurios. Son enormes y era la primera vez que veía fósiles de ese tamaño. Incluso hay zonas donde puedes tocarlos. A pesar de que va mucha gente, el espacio es tan amplio que no te sientes apretado ni andas chocando con otros. Estuve ahí casi siete horas (si no más) y lo disfruté a concho.

 

 

El museo está dividido por continentes, y en el centro hay una sección con animales embalsamados, todos parte de la colección del Instituto Smithsoniano. Vi muchísimas cosas que nunca pensé que iba a ver. El sector de Japón y Asia en general es muy bonito, con mucha información sobre su historia antigua. También hay una sección sobre Chile y Perú (más enfocada en Perú, eso sí). Se aprende muchísimo.

   

Como estuve tanto rato ahí, almorcé en la cafetería del museo. La comida era mala y escasa, pero estaba tan alucinado con todo que me dio lo mismo y comí no más.

Después de mi maratón en el museo, me fui a recorrer un poco Central Park. Solo para que se hagan una idea de lo grande que es: me demoré tres días en recorrerlo completo. Ese día, después de siete horas en el museo, no tenía ni el tiempo ni la energía para explorarlo entero, pero igual fue súper satisfactorio pasear un rato y visitar algunas de las obras de arte que hay en el parque. Como era abril, muchos cerezos estaban en flor, así que fue una parada obligatoria para sacarse fotos.

También pasé por un lugar con estatuas de Alicia en el país de las maravillas. Luego salí del parque y me encontré cerca de una de esas locaciones icónicas: la fachada de la casa de la serie La Niñera, de los 90. Para mí fue parada obligada, así que me saqué una foto ahí. Más tarde, volví a la parte sur del parque y llegué a unos grandes afloramientos de roca cerca de una pista de patinaje, al lado del zoológico. Ese lugar también es imperdible porque desde ahí hay una vista preciosa del skyline de Nueva York, con edificios bien llamativos.

  

Seguí caminando hacia el sector sur y, sin buscarlo, me topé con el famoso Hotel Plaza, el mismo de Mi pobre angelito. Subí una historia a Instagram con la fachada del edificio y la música de la película de fondo, preguntando si ahí estaba Kevin McCallister.

Ya de noche, recorrí un poco más la ciudad. Llegué al Radio City Music Hall, que se ve hermoso iluminado. Esa avenida tiene una onda muy especial. Recuerdo que grabé un video, a ver si lo subo por aquí. Ya eran casi las 11 de la noche, así que me devolví al lugar donde me estaba quedando, muerto de sueño y cansancio.


 


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